¿Qué fue de los drones de reparto de Amazon?

TIME

¿Qué fue de los drones de reparto? La promesa de Amazon que nunca se hizo realidad

Promesas vacías hay muchas, pero esta es especialmente llamativa después de la increíble repercusión que tuvo en su momento.

Por Adrián Tomé  |  12 Julio 2022

En 2013, a través de una llamativa presentación a cargo de Jeff Bezos, Amazon prometió que los drones de reparto serían una realidad muy próxima. Encargados de gran parte de las rutas de reparto en su tramo final, los drones facilitarían de esta forma el proceso de reparto, acelerando y dinamizando sus ya de por sí rápidos envíos.

Los drones eran el futuro de la compañía y del mundo en general. Pero, tras años y años de pruebas, el sistema de drones de reparto no está ni cerca de ser implementado, y la gente se ha olvidado de ello por completo.

Cómo se fue todo al traste: la caída de los drones de Amazon

Para sorpresa de casi nadie, poner en funcionamiento este sistema es mucho más complicado de lo que parecía cuando se anunció y prometió por todo lo alto. El nombre que recibió fue Amazon Prime Air, y hasta el día de hoy, lo único que está en el aire es su uso.

¿Tú construirías el aparato que le va a quitar el trabajo a miles de personas?
¿Tú construirías el aparato que le va a quitar el trabajo a miles de personas? About Amazon

Todo empezó a ir mal desde el comienzo, en un cúmulo de malas decisiones. La primera, decidir construir su propio prototipo con sus propias piezas originales en lugar de basarse en modelos ya existentes o comprar piezas que ya habían sido probadas y se sabía que funcionaban. Se complicaron la vida de una manera totalmente innecesaria. Pronto descubrieron que no era tan sencillo construir un dron funcional capaz de recorrer amplias distancias cargando peso, y además hacerlo desde cero. Los primeros prototipos eran frágiles y con apenas potencia, prácticamente se los llevaba el viento. Además tenían que incorporar un software que reconociera los obstáculos y automatizara repartos a gran escala. Decenas de modelos sacaron, pero ninguno llegó a funcionar bien, con constantes accidentes cuya reparación costaba millones de dólares. El lanzamiento del servicio en 2018 se quedó en una salida en falso.

Por hablar con números exactos, de acuerdo con Bloomberg, Amazon se ha gastado más de 2.000 millones de dólares en tratar de sacar adelante Amazon Prime Air. Los constantes accidentes en sus pruebas suponen un verdadero riesgo que hasta el momento no han sido capaces de remediar. Se han llegado a registrar hasta cinco accidentes en un solo mes durante las pruebas, algunos de ellos incluso provocando incendios. Con ellos se va todo el dinero que cuesta construir el dron, su combustible, el salario de los trabajadores, el mantenimiento de las instalaciones,...

Por si fuera poco, varios empleados han denunciado casos de crunch por parte de los managers, que les presionaban para tratar de cumplir calendarios y solucionar los muchos problemas que presentaban. Toda esta situación degeneró en una pérdida masiva de empleados (más de 200 solo en 2021) y en una cierta dificultad para reemplazarlos. Una vez más, a Amazon le preocupó más la velocidad que la seguridad de sus empleados.

El mercado de drones comienza a funcionar, pero Amazon Prime Air sigue inactivo

Hoy poco o nada queda de la fiebre por los drones de principios de la década de los 2010. El uso de drones de reparto está ilegalizado por la Federal Aviation Administration (FAA), siendo posible únicamente hacer tests cuando ya se ha confirmado que no suponen riesgos para la seguridad. Los drones de Amazon no pasaron ese corte hasta 2020, y desde entonces no ha habido más que dudas sobre una posible revocación de la licencia. De hecho, en 2021 se vieron obligados a cerrar sus plantas de trabajo en Inglaterra y Francia y concentrar la mayor parte de su trabajo en América. Desde la llegada de David Carbon a Amazon Prime Air, las polémicas se han disparado y el futuro pinta bastante mal para el proyecto.

Tras la acumulación de fracasos, la compañía pretende maximizar esfuerzos para que esto no acabe en dinero y tiempo perdidos. Más instalaciones para las pruebas y más actividad en ellas, sin escatimar gastos. Por si no tuvieran poco de lo que preocuparse, resulta que los rivales aprietan fuerte. El Alphabet Wing de Google y el dron de Walmart ya han podido trasladar sus tests fuera de sus instalaciones, con mejores resultados.

Curiosamente, el negocio funciona mejor en otros países que no son Estados Unidos. Flytrex lanzó el primer servicio de mensajería con drones totalmente operativo en Islandia en 2017. Wing Aviation opera en Australia repartiendo comida y pedidos de restaurantes, con 1.000 envíos en un solo día. Otras empresas con menos drones en funcionamiento también están teniendo buenos resultados, como Manna en Irlanda y ANRA en la India.

Y a todo esto, ¿necesitamos realmente drones de reparto?

Al final, la promesa de Amazon se ha convertido en la realidad de muchas otras compañías que sí han sido capaces de construir un prototipo funcional. A veces el presupuesto no lo es todo, ni siquiera cuando hablamos de la empresa de Seattle, que se encuentra con una presión por las nubes para ofrecer algo, por mínimo que sea, que funcione.

También es cierto que hay algunas otras cuestiones sin resolver antes de una globalización y generalización del reparto con drones. Estos aparatos contienen cámaras tanto para ser controlados como para evitar obstáculos y confirmar la entrega de paquetes. Pero eso también supondría miles de drones recogiendo imágenes todos los días en todas partes del mundo. Es decir, una completa destrucción de la privacidad y un verdadero peligro si se distribuye de alguna manera ilegal o se hackean las cámaras. Además, no parecen ser demasiado eficaces en grandes ciudades salvo que recojamos el paquete por la ventana (algo que no parece muy factible). Lo único que haría es trasladar el trabajo de subir y bajar los pisos que sean al consumidor, a cambio de tener un envío más rápido que en la mayoría de los casos no es necesario.

Otra posible consecuencia es el efecto que estos podrían provocar en pájaros y fauna en general, un problema que del que ya hemos visto los primeros ejemplos.

Aún estamos muy lejos de que los repartos con drones sean algo normalizado, sobre todo si se trata de los de Amazon. Aunque la compañía ha asegurado que a finales de 2022 volverán a la carga, con nuevas pruebas en California, no convendría tener fe en un proyecto que nació ya con complicaciones. Ante tanto gasto y desperdicio, uno se plantea si de verdad necesitamos los drones de reparto o no son más que un capricho tecnológico con más inconvenientes que ventajas.

Artículos recomendados