Google falla con su IA tras el terremoto de Rusia: información errónea de tsunami y críticas a Grok

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Cuando la IA se convierte en tu peor enemigo: los peligrosos fallos de Google y Grok durante el tsunami

El terremoto de magnitud 8,8 en Rusia no solo sacudió la tierra: también hizo tambalear la credibilidad de la inteligencia artificial. Mientras millones huían de las costas del Pacífico, Google y Grok alimentaron el caos con datos completamente erróneos sobre las alertas de tsunami. Una lección brutal sobre los peligros de confiar ciegamente en la IA cuando las vidas están en juego.

Por Cristóbal Aparicio  |  04 Agosto 2025

El día que la IA puso en jaque la seguridad global

Imagínate esto: acabas de sentir la tierra temblar bajo tus pies, las sirenas suenan por toda la ciudad y tu móvil vibra con alertas de tsunami. Tu primer instinto es buscar información rápida en Google. Pero lo que encuentras no es tranquilidad, sino datos completamente falsos que podrían costarte la vida.

Eso es exactamente lo que pasó el 30 de julio de 2025, cuando un terremoto de magnitud 8,8 sacudió la península de Kamchatka en Rusia y desató alertas de tsunami por medio Pacífico. La inteligencia artificial, esa tecnología que prometía hacernos la vida más fácil, se convirtió en el villano de la película más peligrosa del año.

Google: el gigante que tropezó en el momento menos indicado

Google siempre se había vendido como el guardián de la información fiable. Durante años, la compañía presumía de tratar las búsquedas sobre emergencias con especial cuidado, siguiendo su filosofía "Your Money or Your Life" ("Tu dinero o tu vida"). Pero cuando llegó el momento de la verdad, su IA se comportó como un becario en prácticas el primer día de trabajo.

La función de resúmenes de IA de Google llegó a afirmar que "no se habían emitido alertas de tsunami fuera de las zonas costeras de Alaska", ignorando que Hawái y otras regiones estaban en plena evacuación. Como cuando tu GPS te dice que gires a la derecha... directo al precipicio.

Las alertas erróneas de Google
Las alertas erróneas de Google Google

Un usuario que forzó la aparición del resumen de IA (usando el truco del "+ai" en la búsqueda) no se anduvo con rodeos: calificó el resultado de "peligrosamente erróneo". Y es que cuando estás huyendo de una posible ola gigante, la última cosa que necesitas es que tu buscador favorito te mienta a la cara.

Grok: cuando Elon Musk se equivoca, se equivoca a lo grande

Pero Google no fue el único en meter la pata. Grok, el chatbot de X (antes Twitter) creado por la empresa xAI de Elon Musk, se llevó la palma con información completamente inventada. El bot llegó a asegurar repetidamente que la alerta de tsunami en Hawái había sido cancelada, citando fuentes oficiales que... bueno, que no habían dicho eso en absoluto.

La realidad era muy diferente: las autoridades habían emitido la alerta a las 2:43 PM y la mantuvieron activa hasta después de las 10:30 PM. Mientras tanto, Grok le decía a todo el mundo que "Hawái está a salvo" y que las alertas se habían cancelado a las 3:23 PM. Una diferencia de siete horas que podría haber sido letal.

El historial negro de los resúmenes de IA de Google

Lo del tsunami no fue un caso aislado. Desde que Google lanzó sus resúmenes de IA, la cosa ha sido un festival de despropósitos que harían reír si no fueran tan peligrosos:

  • Consejos médicos de locos: La IA llegó a recomendar beber orina para expulsar cálculos renales. Porque claro, ¿qué puede salir mal?
  • Pseudoconsejos mortales: El sistema describió los "beneficios" de correr con tijeras o bañarse con una tostadora. Darwin estaría orgulloso.
  • Datos inventados: Afirmó que EE.UU. había tenido un presidente musulmán o que deberíamos comer una piedra al día para estar sanos. Información sacada de The Onion (el periódico satírico) que la IA presentó como ciencia pura.

Google incluye un aviso indicando que "la IA generativa es experimental" y que "la calidad puede variar". Es como vender un coche con los frenos que funcionan solo a veces y poner una pegatina que diga "puede que frene, puede que no".

La reacción: cuando la realidad supera a la IA

El revuelo en redes fue inmediato. Un usuario en X no se anduvo con rodeos: "la IA le está diciendo a todo el mundo que las alertas de tsunami se cancelaron... Grok lo hace y ChatGPT también... la IA es un desastre para eventos en tiempo real".

Google tuvo que hacer algo que nunca pensamos que veríamos: dar marcha atrás en plena crisis. Un portavoz explicó que optaron por mostrar un panel de alerta dedicado con datos actualizados en vez del resumen de IA automático. Básicamente, volvieron a los métodos de toda la vida cuando se dieron cuenta de que su IA de vanguardia era más peligrosa que útil.

Grok, por su parte, respondió a las críticas con la profundidad de un charco: "Mejoraremos la precisión". Elon Musk recibió mensajes directos de usuarios furiosos que le pedían arreglar el problema cuanto antes.

¿Y la competencia? Microsoft jugando a lo seguro

Mientras Google y Grok se pegaban el batacazo del siglo, Microsoft y su buscador Bing brillaron por su ausencia en los titulares de errores. Es posible que optaran por mostrar resultados tradicionales sin arriesgar con resúmenes de IA. A veces, ser conservador tiene sus ventajas.

Las lecciones de una crisis tecnológica

Este episodio ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: la IA actual no está preparada para gestionar información crítica en tiempo real. Incluso dentro de Google se vio la necesidad de volver a las fuentes oficiales cuando la cosa se puso seria.

Expertos y usuarios piden más cautela y mayor supervisión humana en estas herramientas. Porque una cosa es que la IA te recomiende una película mala, y otra muy distinta es que te diga que puedes volver a casa cuando hay una ola gigante dirigiéndose hacia ti.

La lección está clara: por ahora, ante emergencias reales, mejor tomar las respuestas de la IA con pinzas y contrastar siempre con fuentes oficiales. Porque cuando se trata de salvar vidas, la velocidad de la IA no compensa su tendencia a inventarse las cosas.

Al final, el terremoto de Rusia no solo sacudió la tierra: sacudió la confianza en una tecnología que aún tiene mucho que aprender sobre la responsabilidad.

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