Twitter tiene un plan antiodio: desde no poder dar RT hasta suspender la cuenta

Twitter amenaza con regañarnos si nos portamos mal: así son las nuevas sanciones que prepara para combatir el hate

Desde no poder dar 'me gusta' hasta la suspensión permanente de la cuenta. Estas son algunas de las medidas que la plataforma adoptará para frenar los malos comportamientos después de haber recibido presiones por todas partes.

Por Álex García  |  30 Julio 2021

En la era de trols, la crítica destructiva y el escarnio público son muchos los estudios en los que se han hecho la siguiente pregunta: ¿las redes sociales nos vuelven más agresivos? La mayoría de ellos concluyen que sí. Cuando navegamos por las redes nos hacemos más "valientes" y decimos cosas que en la vida real jamás nos atreveríamos. El anonimato y la aparente ausencia de castigos han contribuido a esa incitación al odio que vemos en sitios como Instagram o, sobre todo, Twitter.

Una cosa esta clara: las medidas de las diferentes redes sociales para hacer frente a la incitación al odio no han tenido el efecto esperado y muchos organismos ya se han dado cuenta. Sin ir más lejos, recientemente un tribunal francés exigió a Twitter todos los detalles sobre su estrategia para luchar contra esta problemática. Todo después de que varios grupos de presión franceses denunciaran la indulgencia de Twitter con delitos de odio como el racismo o la homofobia.

Twitter, contra las cuerdas

Bien, pues al parecer el llamado de atención de este tribunal francés hizo saltar las alarmas en Twitter, que ya se ha puesto manos a la obra en materia de 'castigos'. A la ya conocida medida de suspensión de la cuenta que afectó a personas como Donald Trump, se añade la limitación de funciones como sanción para quien infrinja las normas. Además, los avisos y advertencias vendrán incrementadas, de modo que los usuarios tengan tiempo para reflexionar y cambiar su conducta. De lo contrario, tal y como le pasó al expresidente de Estados Unidos, será hora de decir adiós a la cuenta.

De momento, la limitación de funciones está en fase beta y se está probando en algunos usuarios tanto de iOS como de Android para ver qué tal funciona. Así pues, si nuestro comportamiento no es el adecuado dentro de la plataforma, Twitter nos podría impedir hacer retweets, dar 'me gusta', seguir a nuevos usuarios e incluso twittear. Dichas sanciones nos serán notificadas con previo aviso en la parte superior de la pantalla de la aplicación.

En función de la gravedad de la infracción y de la reincidencia, nos podrán aparecer notificaciones como "tu cuenta está bloqueada", "tu cuenta está temporalmente suspendida" y ya en el peor de los casos "tu cuenta está permanentemente suspendida". En caso de que la cuenta esté bloqueada, la solución pasa simplemente por esperar un máximo de siete días para recuperar toda la funcionalidad. En cambio, si la sanción ha sido una suspensión permanente de la cuenta, el usuario tendrá que apelar directamente a Twitter para poder recuperarla, algo que no parece ser del todo sencillo.

A Twitter no lo podrán volver a tachar de permisivo

Según los primeros informes de Twitter, la mayoría de usuarios afectados con estas nuevas medidas se quedaron estupefactos al comprobar que de la noche a la mañana ya no podían twittear. Gracias a estos nuevos mecanismos, la red social del pajarito ha sido capaz de eliminar más contenido ofensivo que nunca. Si vamos a números concretos, ya se han impuesto sanciones a casi un millón de usuarios y otras tantas han sido directamente eliminadas.

Desde sus inicios, Twitter siempre ha querido dar una imagen liberal y convertirse en la abanderado del derecho a la libertad de expresión. De hecho, en cierto modo lo ha conseguido. En comparación con sus dos principales competidores, Facebook e Instagram, siempre envueltos en polémicas por censura, Twitter ha sido un poco más permisivo con la distintas 'opiniones'. Tanto es así, que han sido numerosas las ocasiones en las que usuarios emitieron discursos de odio u ofensas a distintos colectivos y Twitter hacía la vista gorda.

Aunque lo mencionamos hace unos párrafos casi de forma anecdótica, el caso Trump sentó un precedente. Con la suspensión de la cuenta de Twitter del expresidente por alentar a las revueltas violentas en Estados Unidos hace algunos meses, la plataforma dejó claro que no habría excepciones ni tratos de favor a la hora de hacer cumplir sus normas. Para los republicanos y para gran parte de la derecha mundial esto se puede catalogar como censura. De hecho, el propio Trump hizo una denuncia formal hace algunas semanas, y esto solo deja claro que una misma acción puede ser interpretada como censura y como sanción contra delitos de odio al mismo tiempo.

Hay una frontera casi invisible entre la libertad de expresión y la incitación al odio

En definitiva, es prácticamente imposible tener contento a todo el mundo. El problema está, como siempre, en que los límites entre libertad de expresión y los delitos de odio son difusos, y de ahí la dificultad para aplicar una normativa que no genere detractores. Ahora bien, discursos manifiestamente racistas, homófobos o machistas son considerablemente más sencillos de juzgar y es sobre todo en estos en los que Twitter quiere hacer incidencia.

Algo está claro y es que sin la presión de distintas asociaciones y organismos mundiales estas medidas difícilmente se estarían llevando a cabo, pues los discursos polémicos e incitadores al odio siempre tendrán repercusión, y eso es algo que beneficia a las redes. Por eso, varios gobiernos estudian la posibilidad de ponerse todavía más firmes con los delitos de odio en redes. Un ejemplo es el de Reino Unido, que anunció hace un par de meses que trabajaría en una ley para multar a las empresas detrás de las redes sociales con hasta un 10% de su facturación o 18 millones de libras si no eliminaban los abusos en línea.

Todavía habrá que ver si los nuevos castigos de Twitter surten algún efecto o no. En realidad, quien está en las redes con el mero objetivo de crear polémica, lo podrá hacer desde cualquier cuenta. La verdad es que lo que no conlleve a una suspensión permanente, podrá sonar a broma para muchos. Que nos dejen una semana sin publicar tweets será algo parecido a que nuestros padres nos quiten la consola una semana por habernos portado mal en el colegio. Teniendo en cuenta el panorama actual, nada raro sería ver medidas todavía más duras dentro de muy poco tiempo.

Artículos recomendados